El término amplio de producción hace referencia a la actividad o actividades que se dedican a la fabricación, elaboración u obtención de bienes y servicios.

Por tanto, la producción puede definirse como un complejo proceso que requiere de diferentes factores para poder llevar a cabo una serie de actividades. El esfuerzo humano destinado en crear dicho beneficio (materializado en un bien o servicio) es lo que se conoce como trabajo. A cambio del trabajo, los trabajadores recibirán un capital o salario por su esfuerzo.

Los factores productivos de los que hablamos son, principalmente: tierra, trabajo, capital y tecnología. Para que la producción pueda llevarse a cabo, la empresa deberá de evaluar las necesidades explícitas o implícitas de la sociedad y ofrecer soluciones a través de sus bienes y servicios.

La producción que una empresa tiene se mide dependiendo del volumen que ha producido. La diferencia entre el volumen producido y los bienes consumidos será el valor añadido que se le ha aplicado a los recursos. Es decir, que según los factores de producción aplicados a dicha producción final, podremos determinar cuál es la rentabilidad de dicha empresa.

La actividad productiva hace posible que la producción se lleve a cabo. El modo de producción en el que se organice la empresa hace que se tenga una producción más o menos efectiva y con unos costes más o menos eficientes. No obstante, desde hace mucho tiempo, los modos de producción han sido varios: esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, etc.

Este último es, a día de hoy el más importante, pues ha supuesto que la productividad asociada a las empresas y a una sociedad en general sea mucho más efectiva que otros modos de producción. También ha establecido diferencias entre la abundancia y la pobreza.