La Curva de Phillips es una representación gráfica que se emplea en macroeconomía para reflejar la relación existente entre la inflación y el desempleo en un país. Se trata de uno de los vínculos más importantes para calcular las perspectivas económicas y monetarias de la economía de un estado. A continuación, encontrarás toda la información que te interesa saber acerca del concepto de la Curso de Phillips, sus fundamentos y la forma de interpretarla.

¿Para qué sirve la Curva de Phillips?

William Phillips (1914-1975) fue un importante economista influenciado por las teorías de J.M. Keynes. Fue en el año 1958 cuando reflejó en una gráfica la tasa de inflación y la tasa de desempleo de los últimos cien años (1861-1957) y observó una curva negativa que reflejaba la siguiente hipótesis: a mayor desempleo, menor inflación, y viceversa. Es decir, «existe una relación negativa entre inflación y desempleo», tal y como veremos a continuación.

Esta gráfica parte como base de que la cantidad de dinero en circulación (también conocida como «masa monetaria») tiene efectos significativos y reales sobre la economía a corto plazo. De esta manera, un aumento de esta masa monetaria hace que los ciudadanos gasten más al ver aumentados sus salarios nominales y puede dar lugar a un marco más favorable a la inversión. Todo ello, motivaría un crecimiento económico y la consiguiente creación de nuevos puestos de trabajo.

La Curva de Phillips gozó de una buena aceptación entre los economistas del siglo XX y fue considerada como base para decidir y potenciar determinadas políticas económicas.

Cómo interpretar la Curva de Phillips

Curva de Phillips

Para entender la Curva de Phillips es esencial tener en cuenta que esta gráfica puede interpretarse tanto a corto como a largo plazo. Por un lado, a corto plazo (curva azul), si la demanda de bienes y servicios aumenta, las empresas deben incrementar su producción y, con ello, necesitarán contratar más empleados y el desempleo disminuye. Así, la demanda de los consumidores es mayor que la oferta de las empresas, y los individuos aceptarán pagar más por obtener bienes y servicios. De esta manera, los precios suben (más inflación), algo que vemos reflejado en el paso del punto A al punto B del gráfico.

No obstante, por otro lado, la oferta y la demanda tienden a ajustarse a largo plazo, lo cual se ve reflejado en la curva del punto C, hasta que el desempleo alcanza la «tasa natural de desempleo» o NAIRU (Non Accelerating Inflation Rate of Unemployment), es decir, aquella tasa que no acelera la inflación, como puede verse en la recta de color rojo. Con todo, a largo plazo, la tasa de paro no se ve afectada por la tasa de inflación: los precios subirán y bajarán, sin que ello repercuta en los índices de desempleo.