Los costes variables, en oposición a los costes fijos, son aquella parte de los gastos que realiza una empresa, directamente relacionados con la producción de bienes y servicios. Y decimos directamente relacionados con la producción, porque los costes variables son nulos cuando no existe producción alguna. De modo que si una empresa no ejerce la actividad empresarial, en principio estaría incurriendo directamente en pérdidas, cuya montante sería equivalente a los costes fijos de la actividad de que se trate.

Esta es la razón por la que existe una tendencia a la disminución de los costes fijos, transformándolos en variables, en la medida de lo posible, o estructurando la empresa o negocio, de modo que únicamente se incurra en costes variables, o los costes fijos sean lo más pequeños posible. En ocasiones es posible referirse a costes variables como los costes de cada unidad producida. Así, se entiende que forman parte de los costes variables, tanto las materias primas o inputs necesarios para la generación de productos o servicios, como también lo son sus envases o embalajes.

Puede considerarse también, como parte de los costes variables, la mano de obra que está directamente ligada a la producción. Cuando se hace referencia al concepto de costes variables muchas veces se está aludiendo, en realidad, al coste variable promedio, o lo que es lo mismo, al montante de los costes variables dividido por el número de unidades producidas. Junto a la curva de costes fijos y a la curva de costes variables, suele representarse la curva de costes totales, que no es más que la suma de las dos anteriores. Aunque no son términos absolutamente idénticos, existe una similitud entre los costes variables y los costes directos, de la misma forma que existe una similitud entre los costes indirectos y los costes fijos.

Ejemplos de costes variables

Entre los diferentes costes variables podemos encontrar:

  • Materiales en general
  • Comisiones sobre ventas
  • Materias primas
  • Impuestos
  • Mano de obra
  • Embalaje