Un sistema tributario es la forma de llamar al sistema de impuestos o de recaudación económica de un determinado país o Estado. No se trata de un solo impuesto universal, sino del conjunto de unos impuestos de un determinado país.

Este sistema tributario consta de diferentes partes: fijación, cobro y administración de cada uno de los impuestos del país, así como de los derechos internos y derivados del comercio exterior (ya que no solo se reciben ingresos por impuestos internos, sino externos también). En cuanto a los derivados del comercio exterior se incluyen servicios aduanales y de inspección fiscal.

Un sistema tributario debe cumplir, como mínimo, los siguientes objetivos:

  • Alcanzar objetivos de política fiscal que el Gobierno haya establecido y que se deben cumplir. Entre algunos de estos objetivos se encuentra la máxima equidad posible, menor interferencia posible en asignación de recursos de economía y promover el crecimiento económico.
  • Reducir el coste del sistema que el Gobierno tiene: tanto a la población, como a la Administración fiscal.

¿Qué elementos integran los impuestos de un país?

Para empezar, deberemos de diferenciar dos claros sujetos que intervienen en un sistema tributario:

  • Sujeto activo: normalmente, es el Estado el que por delegación a otras entidades públicas impone los impuestos.
  • Sujeto pasivo: es la persona natural o jurídica (empresa u organización) que recibe el impuesto y, por tanto, a su pago. Contribuyente sería la persona que tiene que hacerse cargo del impuesto; mientras que responsable legal la que se obliga al cumplimiento material o formal del pago.

Por otro lado, también existen dos elementos fundamentales que conforman el impuesto como tal. Son los siguientes:

  • Hecho imponible. Es la causa por la que el sujeto pasivo tiene la obligación tributaria y la causa por la que el sujeto activo impone dicha obligación.
  • Base imponible. Sería el dinero, producto o recurso que califique y cuantifique lo que se debe pagar.