El interés en términos de economía se define como el dato o índice que sirve para determinar cuál es la rentabilidad de un crédito. Este concepto de interés también comprende diferentes tipos de índices que nos ayudan a calcular los ahorros, las inversiones y los costes de dicho crédito.

La definición de índice implica un conjunto de datos, dinero y porcentaje con los que confluye cada movimiento de capital. Esto surge de la necesidad de una institución que precisa de la captación de ciertos recursos. Así, el interés siempre será resultado de la resta entre el dinero que se ha ido acumulando con respecto al dinero o al valor inicial.

Los tipos de interés principales

Nos encontramos con tres tipos de interés que nos ayudan a identificar las cantidades de dinero que se van obteniendo y con el que este mismo se puede medir. Por tanto, el tipo de interés ofrece una relación aproximada sobre cómo se puede invertir el dinero:

  • Interés fijo o variable. Este tipo de interés es aquel que ha sido calculado a través de un tipo y cuya aplicación se corresponderá con el periodo de tiempo que un préstamo o un depósito que se ha solicitado haya durado.
  • Interés nominal. Abreviado como el TIN, es un porcentaje que se añade al capital que ha sido cedido durante un periodo de tiempo seleccionado. Pueden ser por ejemplo imposiciones que han sido utilizdas por manos de un banco, de modo que se trata del cambio del valor del dinero, que es resultante del correspondiente periodo de tiempo que se haya tomado como referencia.
  • Tasa anual equivalente. Conocido también como TAE, este interés proporciona información sobre las ganancias del año. Por ello, a través de él se obtienen datos relevantes sobre cómo es el rendimiento financiero. Normalmente el TAE implica el conjunto de liquidaciones que se llevan a cabo, especialmente con los productos, aunque el TAE también hace solución a todos aquellos prestamos que son solicitados y que tras ellos conllevan un tipo de comisión, que puede ser tanto de apertura como de cancelación.