La industria, o actividad industrial, es la parte de la economía orientada a la transformación de las materias primas en los productos que ulteriormente son consumidos por los ciudadanos o economías domésticas. Con origen en Inglaterra en la revolución industrial, desde entonces, el sector secundario ha mantenido su importancia dentro de la economía de cada Estado. Los productos industriales tienen, además, la particularidad de que son algunos de los productos más caros. Por tanto, un país con un fuerte sector secundario, aunque carezca de recursos, puede tener una balanza de pagos favorable.

La razón es pura y simplemente que las materias primas son más baratas, al requerir para su extracción u obtención menor valor añadido,  y, pasan a formar parte de los costes de producción del producto elaborado. Además, el desarrollo de la industria y el sector secundario, implica la necesidad de innovación, resultando fundamental la tecnología. Por razones de costes, las industrias suelen establecerse a gran escala. Esto requiere, a su vez, altos inputs de capital y de mano de obra cualificada, sobre la base de la especialización y división del trabajo, que caracteriza al sector industrial.

Puesto que las ciudades, o muchas de ellas, se desarrollaron al amparo de la revolución industrial, la industria se encuentra desigualmente repartida, estando más presente en las zonas urbanas. También existe una diversidad en la implantación de la industria a nivel global. Normalmente, los países más industrializados, corresponden a las economías más potentes.

Si bien es cierto que, con la evolución económica, ha surgido un tercer sector, el de servicios, cuyo crecimiento es responsable de la riqueza de muchas economías; no es menos cierto, que un país que posee un desarrollado sector de servicios, pero que carece de un sector industrial importante, suele constituir una economía menos estable, que aquella que tiene desarrollados los tres sectores, y, en particular, en la que el sector industrial continúa siendo una parte importante, aun cuando no necesariamente preponderante.