El gasto público es la cuantía total de dinero que el sector público desembolsa para poder cumplir una serie de objetivos, ya sean sociales, económicos o laborales. Entre los objetivos más comunes y aclamados está el de acabar con la desigualdad, redistribuir la riqueza o cubrir necesidades de los ciudadanos.

Por tanto, el objetivo principal de este término es poder conseguir una serie de fines que un determinado país se ha marcado. Estos objetivos se cumplen gracias al gasto que se hace, lo que no evita que no se puedan llegar a cumplir.

Entre las necesidades de los ciudadanos que trata de suplir el gasto público, encontramos: la redistribución de la riqueza, asegurar cierta justicia, mejorar las condiciones de empleo, aumentar el crecimiento económico, propiciar una sociedad sostenible, mejorar en términos de educación (accesibilidad y calidad), entre otros.

Tipos de gasto público

El gasto público puede clasificarse dependiendo de dónde se haga y a qué se refiera dicho gasto. Tenemos, por tanto:

  • Gasto de capital. Se refiere a un gasto que se destina para poder obtener activos. Se tienen en cuenta activos tangibles e intangibles, así como la compra de inmovilizado (infraestructuras de un colegio, hospital, etc).
  • Gasto corriente. Es el gasto que se destina a las operaciones diarias o básicas del Estado. Se incluye el pago de salarios de funcionarios o en servicios públicos.
  • Gasto de inversión. Se trata de un gasto destinado a crear, aumentar, mejorar o sustituir el capital público existente.
  • Gasto de transferencia. Es el tipo de gasto que el Estado lo destina para familias y empresas. Son los subsidios por desempleo, transferencias o ciertas ayudas.