Una definición de competencia perfecta es la situación de mercado en las que las compañías no cuentan con la suficiente capacidad para determinar el precio de los artículos que comercializan, por lo que no pueden imponer las reglas del juego. Lo que determinará el precio será la propia interacción entre los clientes y las empresas, o demandantes y ofertantes.

En esta situación de competencia perfecta hay una elevada cantidad de clientes, que junto a una importante cifra de vendedores, evitan que ninguna de las dos partes puedan ejercer una influencia en el precio, que vendrá determinado en función de las leyes que establecen la oferta y la demanda.

Caractertísticas de la competencia perfecta

El concepto de competencia perfecta ha de cumplir una serie de factores para que se considere como tal:

  • No debe haber una compañía con superioridad sobre el resto: todas las empresas participan en el mercado en igualdad de condiciones. Así se evita que el mercado quede concentrado en unos pocos, como ocurriría en el monopolio, cuando una entidad explota de forma exclusiva alguna parte del comercio. De esta manera se reparten la cuota de mercado.
  • Nadie podrá influir sobre los precios: ni vendedor ni comprador. Será el propio mercado el que se ocupará de establecer el precio, por lo que no resultará demasiado alto ni demasiado bajo. La primera opción reduciría el consumo y provocaría una excesiva producción, mientras que la segunda promueve en exceso el consumo y desalienta la fabricación.
  • Producto homogéneo: el producto debe ser igual, por lo que al cliente le dará igual adquirirlo en una empresa u otra.
  • Falta de marketing: no invierten en marketing para diferenciar sus artículos de la competencia, ya que iría en contra del principio de homogeneidad.
  • Transparencia: los agentes económicos son conscientes tanto de las características de los productos como de las tarifas. Consiguen así que la decisión de compra sea la más correcta.