Muchas personas consumen cigarrillos o bebidas alcohólicas sin preocuparse por lo que están pagando. Pero si uno se detiene a analizar el precio de estos objetos se llevará una gran sorpresa. La alta tasa de impuestos en ambos productos ha hecho que sus consumidores sean considerados como los mejores contribuyentes de impuestos directos para el Estado.

Cuando uno compra alguna bebida alcohólica, el 40% de este valor va destinado a Hacienda. Aunque este impuesto puede varias de acuerdo a la bebida que uno elige. Específicamente, las bebidas alcohólicas con estos impuestos son las de alta graduación, menos los vinos. El impuesto para la cerveza, por ejemplo, es de 20.7%

En el caso del tabaco, el 84% del gasto que uno realiza va destinado a Hacienda. Este impuesto se incrementó hace algunos meses como parte de las medidas anti crisis, así como también con la intención de desincentivar el consumo. Hace una década, cuando aún no se aplicaba este incremento, la recaudación de impuestos para el tabaco supuso un total de 9.291 millones de euros.

Con estas cifras claras, muchas personas lo pensarán mejor antes de comprar tabaco o bebidas alcohólicas. A continuación, repasamos todos los detalles sobre los impuestos del alcohol y el tabaco en España y toda la información al respecto.

¿Cómo son los impuestos especiales sobre el alcohol y el tabaco en España?

En España los tributos que se pagan a Hacienda de la compra del tabaco y las bebidas alcohólicas están regulados por la Ley 38/1992, de 28 de diciembre de Impuestos Especiales, al igual que los impuestos sobre electricidad e hidrocarburos. Se les conoce como impuestos especiales porque se aplican a unos productos específicos y son lineales con la cantidad consumida, es decir, cuanto más se consume, más se paga a las arcas públicas.

Existen, por tanto, los siguientes impuestos especiales sobre el alcohol y el tabaco, tal y como te explicamos a continuación:

  • Impuesto sobre las labores del tabaco: grava aquel tabaco que está fabricado para ser fumado, quedando así excluidos el resto de usos (aspirar, en rama sin elaborar, etc.). A diferencia de los impuestos sobre el alcohol y los hidrocarburos, donde se paga un impuesto independientemente del precio al que se pongan a la venta, en el caso de los cigarrillos se pagan dos impuestos, uno por unidad y otro proporcional al precio de venta.
  • Impuesto sobre el alcohol y bebidas derivadas: grava todas las bebidas que superen el 22% de alcohol, de manera que suele ser aplicable a aquellas que presenten una graduación muy alta, como por ejemplo, el whisky.
    • Impuesto sobre el vino y las bebidas fermentadas: las bebidas inferiores a cierto nivel están exentas del pago de este impuesto. En este caso, se establece más de 1,2%.
    • Impuesto sobre la cerveza: grava las cervezas y las mezclas de cervezas con otras bebidas no alcohólicas, siempre que la graduación no supere el 0,5%.
    • Impuesto sobre productos intermedios: grava aquellos productos que, a pesar de contener un porcentaje de alcohol entre el 1,2% y el 22% no tienen cabida en la anterior clasificación (como pueden ser el vermut o los vinos generosos).