Cuando una persona debe dinero a otra, lo normal es que se lo pague en un plazo pactado. Si esto no ocurre, existe una deuda entre ambos. La quita hace referencia a cuando el acreedor perdona y reduce el dinero que el deudor le debe.

Normalmente, el incurrir a usar la quita se hace cuando hay imposibilidad o dificultad del pago de una deuda, por lo que se ayuda o facilita de esta forma que la cantidad abonada al final sea menor. En este sentido, el acreedor asume rebajar la deuda para así evitar el impago de su totalidad.

La quita puede ser formalizado por:

  • El deudor, mediante una petición que permita rebajar la deuda que tenga el acreedor con él
  • El acreedor, liberando parte de la deuda
  • Ambas partes, llegando a un acuerdo entre ambos sobre la cantidad a pagar, siendo esta más reducida

La quita puede tener sus pros, como ya hemos comentado (sobre todo para el deudor), pero también puede conllevar contras. Es obvio que, si sale de la deuda que tiene contraída, el acreedor no quiera en un futuro volver a vender u ofrecer servicios a este deudor porque sabe que no le va a responder como le corresponde.

De la misma forma, el deudor puede encontrar dificultades a la hora de encontrar nuevos prestamistas, pues la confianza tanto con ese acreedor como con otros del sector puede verse dañada.

La quita puede ofrecerse mediante un acuerdo en el que ambas partes se vean beneficiadas; sobre un acuerdo que exige el deudor como mínimo para poder afrontar los gastos; o mediante una exigencia por parte del acreedor para que se devuelva la parte restante sin problema alguno.