Cuando hablamos del término propietario hacemos referencia a la persona que es dueña o tiene la propiedad de alguna cosa en concreto. Normalmente, en el mundo de la economía, la propiedad hace referencia a un bien inmueble, aunque puede ser cualquier otra cosa en el que se designa a una persona (física o jurídica) como dueña de ese «algo».

La persona que es propietaria de algo, tiene el poder sobre «la cosa» (la propiedad) sobre la que se le ha atribuido dicha capacidad. Se trata de poder gozar y disfrutar de la propiedad según se haya establecido en las leyes que la rige.

También es importante mencionar que el objeto del derecho de propiedad que se le es otorgado al propietario es el formado por todos los bienes susceptibles de apropiación. Se deben cumplir 3 condiciones: el bien debe ser un bien útil; debe existir en cantidad limitada; y debe ser susceptible de ocupación (en caso contrario no sería propiedad).

No obstante, esto último se debe entender en un sentido amplio. La propiedad de una cosa también puede recaer sobre otras cosas que son susceptibles de ser protegidas. Ponemos el ejemplo del derecho de propiedad intelectual o el derecho de propiedad industrial.

También hay que destacar que el derecho de propiedad que tiene una persona no es lo mismo en un país o región que en otra. Cada país impondrá sus leyes o marcos legales que limiten a los dueños de «las cosas» sobre lo que es y no de su propiedad. Incluso podemos encontrar diferentes clasificaciones de éste término dependiendo del ámbito en el que nos encontremos. Así tenemos:

  • Propietarios privados (empresas o particulares) o propietarios públicos (refiriéndose a entidades públicas o Estado).
  • Propietarios individuales o colectivos, que dependerán si comparten o no la propiedad.
  • Propiedad que participa en la toma de decisiones sobre el futuro de un bien de forma activa o pasiva.