Enumerar todos los productos con cantidades diferentes puede ser algo lioso a la hora de generar facturas. La normativa de facturación pide que aparezca el concepto de precio unitario, para evitar este tipo de líos.

Cuando se habla de precio unitario, como su nombre indica, nos referimos a la cantidad por unidad (que solo se ha contado una vez) de un producto o un servicio. El precio unitario no debe incluir el importe de la deducción del IVA, pues solo indica la cantidad unitaria a la que se debe incurrirse para adquirir el producto.

Cuando se crea una factura, normalmente se suele indicar lo siguiente: el concepto del artículo o servicio que va a ser adquirido; la cantidad que será adquirida; el precio unitario de cada producto/servicio; el importe total; la deducción del IVA junto a la cantidad final a pagar.

No debemos de confundirlo con el concepto de precio de venta. El precio de venta representa el precio al que se vende el producto o servicio que la venta ha fabricado. Dicho precio de venta puede o no coincidir con el precio unitario. Esto dependerá si se decide incluir o no un margen sobre el precio unitario o no. De ser así, obviamente, el precio de venta será superior al precio unitario (o en todo caso igual). Para conocer y ver todos los precios de venta de un empresa te recomendamos usar una plantilla de lista de precios en Excel, con la que podrás tener claros todos los precios de tus productos y mostrarlos a tus clientes.

Calcular el precio unitario

Para el cálculo del precio unitario se debe tener en cuenta múltiples factores. En general, deberemos hacer un cálculo aproximado de cuánto incide ciertos elementos sobre el precio unitario más que otros. Estos elementos son: la mano de obra, los materiales usados para su fabricación, la maquinaria necesaria, los gastos de luz, agua, el margen que se quiera obtener, etc. No obstante, será la empresa la que decida cuánto de importante será su incidencia sobre el precio unitario del producto.

Hoy en día, hacer este cálculo no es tan complicado, pues existen programas especializados o softwares capaces de obtener el precio óptimo. Además, contratar a matemáticos o contables pueden ayudarnos a cumplir nuestros objetivos empresariales marcados anteriormente.