En general, nos referimos con downcycling al proceso de reciclaje en el que convertimos residuos o materiales desechados en nuevos productos pero de menor calidad que los originales. A diferencia del upcycling, el downcycling no logra alcanzar los objetivos planteados, aunque no quiere decir que sean peor valorados.

Son muchos los productos que pueden incluirse dentro de este proceso. Por lo general, el plástico, aluminio, vidrio, etc… son los más comunes para ello. El proceso se basa en adquirir estos productos, mezclarlos con otros materiales y (en algunas ocasiones) con algunas sustancias. El proceso termina con la creación de un producto que, como hemos indicado, carece de la mejor calidad.

El downcycling presenta varias ventajas: por un lado, el aprovechamiento de los materiales ya utilizados conlleva un ahorro económico sustancial, ya que no es necesario recurrir a la extracción de materia prima para elaborar nuevos productos. Por otro, y como consecuencia de lo anterior, se consigue una reducción de la contaminación al aprovechar los residuos y también un ahorro de energía resultante de no tener que elaborar el producto a partir de la materia prima original.

No obstante, esta técnica es desarrollable a largo plazo, ya que los nuevos productos que se creen siguiendo este método no pueden volver a reciclarse; no se obtiene un ciclo de vida sostenible en los materiales usados, sino que se retrasa su transformación en residuo (retraso que puede variar dependiendo del producto, la usabilidad, el material, etc.). Esto supone una desventaja para las empresas que quieran recurrir a ella como posible solución a la contaminación.

No obstante,  el downcycling es un proceso que no debe menospreciarse, pues hay muchos materiales que pueden tener una segunda vida gracias a esta técnica, con el beneficio para el planeta y la economía que esto conlleva. Tan solo haría falta solventar algunos problemas como la apariencia de muchos de los productos creados mediante downcycling, que no suele ser tan atractiva para muchos compradores que prefieren un acabado más propio del upcycling.