En ciertas ocasiones, al momento de pedir un préstamo personal o hipotecario, la entidad bancaria nos exige que contemos con un avalista. Esta persona deberá ofrecer su garantía personal, en otras palabras, será el responsable de pagar la deuda en el caso de que nosotros no podamos hacerlo. Los avales se han convertido en los últimos años en algo imprescindible para conseguir financiación.
Motivos por los que un banco te puede pedir un aval
Por lo general, las entidades bancarias solicitan un avalista cuando el titular del préstamo cuenta con un contrato de trabajo temporal o cuando tiene una solvencia económica deficiente. La inestabilidad de estas personas hace que los bancos busquen una garantía. De esta forma, aunque tu salario sea muy elevado y te permita asumir las devolución del crédito, los bancos consideran que existe el peligro de que el contrato no se renueva y no pueda hacer frente a sus obligaciones.
Otro caso en que es necesario contar con un avalista es cuando el importe solicitado es muy elevado. Si el importe del préstamo que solicitamos excede a nuestras posibilidades, la única manera de que podamos conseguirlo es a través de la garantía de un avalista. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando pedimos una hipoteca. La magnitud de las cantidades que se solicitan provocan que los bancos exijan al prestatario una garantía de pago de, como mínimo, el valor del préstamo. Por esta razón, muchas parejas avalan su préstamo hipotecario con la vivienda de sus padres.
El último caso en que las entidades bancarias solicitan la garantía de un avalista es cuando el titular del préstamo es una persona de edad avanzada. Es evidente que cuando una persona mayor solicita un préstamo con unos plazos de devolución muy extensos, existe un riesgo que no pueda llegar a devolverlo. Podemos poner el ejemplo de una persona de 50 años que solicita una hipoteca a 40 años. En ese los bancos exigen un aval que garantice que, en caso de fallecimiento del titular de préstamo, alguien puede hacer frente a su devolución.
