La palabra ley tiene su origen en el vocablo latín leg, legis, que etimológicamente significa regla, la raíz latina leg se utiliza para definir el acto de escoger o decidir. De ahí que en sus primeros usos se definiera el significado de la palabra ley, como el de una norma establecida por la convención.

Actualmente entendemos que una ley es un tipo de norma jurídica. Esto significa que ha sido creada por un legislador o autoridad competente. Su cumplimiento es obligatorio y en caso contrario se suele establecer algún tipo sanción. Esta puede ser de tipo económico o penal, el cual conlleva una privación de libertad.

Las leyes se utilizan con dos fines. Por un lado imponer obligaciones y por otro garantizar derechos. De tal manera las leyes se utilizan en la sociedad moderna para limitar los actos de las personas de acuerdo a la legislación. Garantizar los derechos básicos de las personas y establecer las obligaciones y prohibiciones necesarias, para que estos se cumplan.

Las leyes que se redactan tienen una jerarquía basada en la entidad que emite la ley. Siendo las leyes emitidas por un rango superior las que prevalecen sobre las leyes de rango inferior. Además, también existen en la legislación un conjunto de normas que aunque no se denominan ley, sí que tienen su mismo valor y significado. Son los decretos legislativos y decretos ley.

Principios generales de una ley

Cuando se redacta y aprueba una ley esta sigue unos principios que son comunes a todas leyes que se promulgan.

  • Obligatoria: la ley es de obligado cumplimiento
  • Común: la ley es para toda la población a la que va dirigida.
  • Permanente: la ley se promulga de forma indefinida.
  • Impersonal: la ley no se dirige a un caso particular sino que está dirigida al conjunto de la población.
  • No retroactiva: la ley se aplica desde su aprobación en adelante.

Además todas las leyes cumplen el principio de que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento.