El concepto arancel hace referencia a la tasa o impuesto que se aplica sobre todo a las importaciones con el propósito de proteger al tejido empresarial local. También suele recurrirse a los aranceles en las exportaciones, con ánimo de incrementar la recaudación tributaria.

La aplicación de aranceles tiene lugar en una política económica proteccionista, que busca favorecer el consumo de bienes creados en el propio territorio. De esta forma, aquellos artículos de corte similar a los que se fabrican en el país de origen son gravados con un arancel para incrementar el precio final de cara al cliente final y entre las dos opciones disponibles se quede con el local al resultarle más barato.

La aplicación de aranceles tendrá un importante repercusión sobre la economía. Por un lado supondrá una fuente de recaudación para el Estado, resultando beneficiados los productos nacionales a consecuencia de la protección estatal. En el lado opuesto está que algunos artículos quedan fuera del alcance de los usuarios a causa del elevado precio y la generalización de este tipo de medidas pueden acarrear el freno de la economía y el cierre de mercados.

Tipos de aranceles

Hay que diferenciar entre cuatro clases de aranceles en función de la tasa que se aplique:

  • Ad valoren: consiste en un arancel que se mide en porcentaje respecto al valor de la mercancía. Un 15% de arancel implicará que sobre el valor del producto se aplicará una tasa del 15%.
  • Específico: en este caso, el arancel se concreta en base a una cantidad económica determinada por unidad o cantidad de mercancía. Por ejemplo, por una tonelada de producto se puede aplicar una arancel de 1.500 euros.
  • Mixto: el arancel emplea valores combinados de los dos casos anteriores.
  • Compuesto: consiste en un arancel ad valorem en el que se establece un mínimo o un máximo, aunque también puede ser un arancel determinado que se aplica en el momento en el que el ad valorem no llegue a un valor mínimo o cuando rebase una cifra máxima.