El riesgo operativo, o riesgo operacional se puede entender como la posibilidad que existe de que una organización o institución pueda generar pérdidas debida a problemas o acontecimientos que se centren en la actividad que realiza. Es decir todas aquellas situaciones que se le pueden achacar a la operativa de la organización.

Las transacciones financieras deben ser registradas, almacenadas y contabilizadas en un soporte documental preciso, con normas y procedimientos de administración y control. Cualquier discrepancia entre lo que “debe ser” y lo que “realmente es”, produce la materialización de un riesgo operativo. Este tipo de riesgo financiero también incluye fraudes, en los que no solo existe la posibilidad de un error humano, sino también la intencionalidad. El riesgo tecnológico es una modalidad de riesgo operativo.

¿De dónde provienen los riesgos operativos?

Cuando hablamos de riesgos operativos debemos tener en cuenta que existen diferentes fuentes de riesgo. Todas ellas son susceptibles de generar problemáticas que sean negativas para la empresa:

  • Errores de las personas: las personas son una parte fundamental de la organización, por lo que existe un riesgo de que cualquier error pueda tener consecuencias para la empresa. Por ejemplo, como cualquier fallo de cálculo, pero también errores provocados por un mal ambiente, robos o falta de competencias de los trabajadores.
  • Errores en los procesos: se entiende como los errores en la organización y estructura de la empresa o compañía que se traducen en problemas para la empresa.
  • Errores tecnológicos: las máquinas no son perfectas. Por ello, corremos el riesgo de que cualquier automatización se desconfigure o exista algún error informático.
  • Problemas externos: otro de los riesgos operativos que existen son los acontecimientos que surgen fuera del seno de la empresa pero que afectan a su desarrollo como las catástrofes naturales o los cambios sociales que se produzcan.