¿Debes solicitar un préstamo rápido?

Desde hace unos años, los préstamos rápidos han dejado de ser algo excepcional y se han convertido en un producto financiero, con características concretas, que en determinadas situaciones puede resultar de máxima utilidad.

Están pensados para solucionar cualquier imprevisto o situación que exija dinero de manera inmediata, proporcionándonos la liquidez que en un momento puntual puede faltarnos. Un viaje inesperado, la compra de un nuevo electrodoméstico imprescindible, la fianza para formalizar un alquiler, una matrícula universitaria…

Solicitar un crédito a un banco requiere una serie de trámites que pueden alargar semanas la obtención del dinero. Los préstamos rápidos, en cambio, se conceden entre las 24 y las 48 horas tras la solicitud. Realizadas las correspondientes comprobaciones, el dinero llega a la cuenta señalada de manera rápida y segura.

Es importante valorar cada situación concreta y conocer exactamente las características  del préstamo que solicitas para estar seguro de que es el que mejor responde a tus necesidades. Comparar las condiciones de los distintos préstamos posibles es fundamental para contar con toda la información y poder elegir con criterio acertado.

Como cada vez son más las empresas que ofrecen préstamos rápidos, conocer las características de cada uno de sus productos puede llevar tiempo y resultar complejo, pero es más sencillo si sabes qué aspectos has de tener en cuenta.

¿En qué debes fijarte al escoger un préstamo?

Los aspectos más importantes que hay que tener en cuenta a la hora de solicitar un préstamo de este tipo son:

  • Importe solicitado. Calcula con la mayor exactitud posible la necesidad real de dinero que requieres. Tan malo es quedarse corto como pedir de más.
  • Tiempo de ingreso del efectivo. Se trata de un préstamo urgente, por lo que debes sopesar lo que tarda cada empresa del sector en hacer el ingreso en tu cuenta. Infórmate sobre los requisitos de documentación exigidos y sobre el tiempo de gestión.
  • Intereses y plazos de devolución. Es importante que en la solicitud se determine con exactitud y claridad los plazos en los que deberás devolver el importe, así como los intereses que conlleva el préstamo. En este último aspecto, existen notables diferencias, por lo que, comparar entre distintas empresas es siempre interesante.

Para que resulte más fácil determinar qué préstamo se adecúa mejor a tus circunstancias personales, por ejemplo porque permite una mayor flexibilidad en los pagos, porque puedes solicitar importes más elevados o porque sus intereses son menores… recurrir a la web Prestameria es una idea realmente práctica. Aquí podrás comparar fácilmente las condiciones de préstamos rápidos que ofrecen numerosas empresas del sector, que, por supuesto, cuentan con todos los requisitos de transparencia y legalidad.

¿Cuándo optar por un préstamo rápido?

Imprevistos o buenas oportunidades surgen cuando menos se esperan, por eso, los préstamos rápidos son una opción que conviene tener presente para recurrir a ellos en ocasiones puntuales.

Por teléfono o por internet, en cuestión de minutos, puedes hacer tu solicitud e iniciar la gestión del préstamo. Si la situación a la que te enfrentas requiere una solución económica inmediata, el canal bancario habitual no es el más rápido. Facilitando un número de teléfono móvil, un número de cuenta corriente y una mínima documentación que justifique ingresos regulares (no tiene que ser necesariamente una nómina) puedes tener el crédito en cuestión de uno o dos días sin tener que dar explicaciones sobre para qué necesitas el dinero.

Ahora bien, no todo son ventajas. Como cualquier otro préstamo, estos tienen intereses y, generalmente, son más elevados que los que exige un banco. También es importante cumplir puntualmente con los plazos de devolución para evitar altos intereses de demora, el deterioro en el historial crediticio o incluso la cesión de nuestro crédito a terceros.

Como norma general, es aconsejable solicitar un préstamo rápido cuando se plantee una necesidad puntual, comprobando siempre que se va a disponer de la suficiente liquidez en un futuro próximo para devolverlo con comodidad.