Dinero virtual||

Es más que probable que a estas alturas no queden muchas personas que no hayan oído, o leído algo acerca de las monedas virtuales o altcoins, palabra que nace de la unión de los términos ingleses alternative (alternativo) y coin (moneda). Y es que la reciente fiebre por todo lo relacionado con las criptodivisas ha derivado en un desarrollo masivo de las mismas, contabilizándose ya más de 1000 tipos de criptomonedas, y casi cada semana una nueva altcoin sale al mercado.

Stock catalog || Flickr  ( CC BY 2.0)

Hijos del Bitcoin

Pero ¿de dónde derivan todas estas criptodivisas? Allá por el 2009 alguien bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, crea la primera cadena de bloques de código para realizar transacciones en la red, la cual se denominaría Bitcoin. Desde el nacimiento de Internet, la búsqueda de una moneda digital ha sido una constante, pero el dinero digital no deja de ser un simple código de información con lo que, en principio, el mismo token se podría utilizar varias veces, haciendo tambalearse la seguridad. Es aquí donde el desarrollo de Bitcoin supuso el salto cualitativo que marcó la diferencia. Bitcoin basa su tecnología en la creación de una cadena de bloques (blockchain) con un fondo de código de computación muy complejo que lo hace imposible de falsificar. Este código se realiza en una red descentralizada de ordenadores y una parte se repercute de nuevo en los mineros (creadores del código), sirviendo esto como verificación de esa línea de código, que autentifica y asegura la transacción. Sería algo similar a un libro inmenso de contabilidad. Y es esta la base por la que se rigen todas las altcoins.

Hektor Ehring || Flickr ( CC BY 2.0)

Tecnología y finanzas

Una vez que la seguridad en las transacciones es una realidad, el uso de bitcoin y demás criptomonedas se ha convertido en un añadido a los sistemas de moneda papel tradicionales, y con ellos podemos comprar productos y servicios en el entorno online. Por ello es importante saber dónde comprar Bitcoin, dónde venderlo o qué empresas permiten su uso. Así,  la evolución lógica de estos activos digitales los ha convertido también en un método de inversión y especulación altamente atractivo, sobre todo por la explosión y revalorización inicial del bitcoin, que lo llevó a multiplicar su valor inicial miles de veces, con picos de volatilidad que no se habían visto ni siquiera en los mejores años de las altcoins. Sirva como anécdota para entender las proporciones que ha adquirido el valor del bitcoin, la acontecida allá por 2010, cuando en una de las primeras transacciones realizadas con bitcoin se pagaron 10.000 bitcoin (de la época) por dos pizzas. Hoy en día esas pizzas han costado más de 160 millones de dólares. Obviamente el resto de altcoins se han convertido también en objetos de deseo especulador, aunque siguen estando lejos en cuanto a valor de mercado total, llevándose el bitcoin la palma con más de 140 billones de dólares de capitalización.

Juntos, pero no revueltos

Aunque la base criptográfica de cualquier altcoin es similar, cada nueva empresa que crea una criptomoneda va aportando algún pequeño cambio o mejora que le permita destacar entre tanta oferta, bien en el código, bien para el uso para el que ha sido concebida, etc. Como potenciales usuarios, tenemos la obligación de informarnos para tomar decisiones de uso o inversión en este tipo de tecnologías, que para muchos aún son desconocidas, lo que nos evitará sorpresas desagradables y aumentará nuestra confianza en realizar transacciones en el entorno online.