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En muchas ocasiones nos hemos visto ante la situación de tener que pedir ayuda a un familiar o amigo para poder sortear un bache económico. Porque hay meses en los que la factura de la luz es desorbitada, pagar el alquiler se nos hace cuesta arriba después de las fiestas de navidad o nos surge un imprevisto, tener a alguien que nos eche una mano es un alivio.

Pero cuando no disponemos de nadie que nos pueda prestar ayuda y no tenemos ahorros a los que acudir, existe otra vía para afrontar esta situación. Hablamos de los microcréditos personales, pequeños préstamos que pueden solicitarse online y que nos permiten pagar pequeñas cantidades de dinero que luego devolveremos una vez hayamos cubierto nuestras necesidades.

Y es que en España el principal motivo para solicitar un microcrédito son los imprevistos: cambios o eventos de última hora que hacen que tengamos que abonar una cantidad de dinero mayor de la que esperábamos. En el siguiente gráfico podemos ver el peso que un imprevisto puede llegar a tener para recurrir a préstamos rápidos:

QueBuenoOK

Por eso, nuestra recomendación es tener siempre una cuenta de ahorro en la que ir ingresando todos los meses una cantidad de dinero. Podemos hacerlo de manera personal o automática. Mediante la primera, solo tenemos que pasar nosotros mismos cada mes una parte de nuestro sueldo a la cuenta de ahorro haciendo una transferencia o un ingreso. En cambio, si optamos por la vía automática será suficiente hablar con nuestro banco para que todos los meses transfieran un porcentaje de la nómina a nuestra segunda cuenta bancaria en la fecha que escojamos. En ambos casos estamos asegurándonos el tener un «colchón» económico para solventar cualquier pago que no entre en nuestros planes habituales.

De todos modos, hay meses en que ahorrar es prácticamente una quimera, y cuando la necesidad de dinero rápido apremia los microcréditos entran en acción para salvarnos la papeleta. Pero cuidado, no nos engañemos, esta debe ser una solución puntual y esporádica a nuestro problema de liquidez, ya que un microcrédito no es un regalo, sino una herramienta que ayuda a afrontar ciertas situaciones, de la que no se debe hacer un uso excesivo y que no puede convertirse en nuestra fuente de financiación habitual.

Unos breves consejos nos ayudarán a utilizar correctamente este recurso:

  • Debemos solicitarlo únicamente cuando sea imprescindible.
  • Hay que devolverlo en el plazo acordado con la compañía que facilita el préstamo, así evitaremos que se acumulen cobros adicionales como penalización.
  • No es buena idea solicitar un préstamo para afrontar el pago de uno anterior, esto incrementará nuestros gastos y agravará el problema.
  • Es mejor aceptar microcréditos que no requieran presentar un aval. Es el caso de compañías como QuéBueno, que prestan cantidades poco elevadas previa verificación de que podremos afrontar su devolución.
  • Si no hemos empezado a ahorrar todavía, quizá este sea un buen momento para hacerlo.

En definitiva, para poder afrontar todos nuestros pagos lo mejor es asegurarse unos ahorros de los que poder echar mano cuando nos haga falta. Si aun así en ocasiones puntuales nos vemos apurados para cubrir algún gasto, los microcréditos pueden ser una solución, siempre que evaluemos concienzudamente nuestra capacidad para devolverlos y hagamos un uso responsable de los mismos.