Cédula hipotecaria

Cuando decidimos invertir en determinados productos financieros, debemos tener en cuenta las diferentes condiciones que asumimos al tratar con las opciones que tenemos. Hoy te vamos a hablar de un tipo específico: las cédulas hipotecarias.

Hablamos de cédula hipotecaria a los valores que nos ofrecen una rentabilidad que es fija y emitida por entidades financieras. En este sentido, las personas interesadas en una cédula hipotecaria recibirán un beneficio por lo invertido en estos valores.

La emisión de cédulas hipotecarias contará con la garantía de la cartera de préstamos hipotecarios con los que cuenta la entidad financiera. Por este motivo, las cédulas hipotecarias podrán ser emitidas por entidades de crédito oficial, cajas de ahorro y sociedades de crédito hipotecario. Por ese motivo podemos decir que, la fiscalidad corre de su cuenta.

Por su parte, la rentabilidad de las cédulas hipotecarias suele ser muy buena con respecto a otros activos financieros. En muchas ocasiones estas opciones cuentan con una rentabilidad baja, pero otras suele ser alta. Esto dependerá de la emisión que haya sacado el banco, así como los bonos ofertados por el mismo con dichas condiciones. En todo caso, y como promedio, una rentabilidad de 3% es alta para el mínimo que se exige en la inversión (suelen ser 1000 euros) a largo plazo.

Por último, nos gustaría comentar los plazos en los que podemos encontrar las cédulas. Lo normal es que estas se sitúen entorno al año ó 3 años de duración. Encontramos, pues, dos tipos de cédulas:

  • Cédulas hipotecarias con garantía especial: este producto financiero se emite con la garantía de uno o varios préstamos hipotecarios que e tengan abiertos y que deben estar identificados para poder usarse.
  • Cédulas hipotecarias con garantía global: la garantía de estos bonos está en base a todos los préstamos de la entidad financiera que los haya emitido, excepto de los préstamos que respaldan el tipo de cédulas que hemos visto con anterioridad.