Democratizar la inversión

En muchos de los discursos que ofrecen grandes representantes de bancos virtuales o subdivisiones bancarias online de los mismos lo habrás escuchado varias ocasiones: «Vamos a democratizar las inversiones«. Pero no sabes a qué se refiere ni por qué lo dicen, ¿verdad? Vamos a repasar brevemente en qué consiste y por qué no es posible hablar de la democratización de la inversión en los tiempos que corren.

Democratizar la inversión

Para empezar, debemos indicar que la democratización de la inversión es una expresión utilizada por ciertos bancos para referirse a productos financieros que se desvirtuen o rompan con la banca tradicional. Con producto financiero no solo estamos hablando de una acción o una cuenta bancaria innovadora, sino también algún proyecto en el que la empresa financiera esté involucrada. Este término lo utilizan empresas como ING, OpenBank, eToro o AndBank entre otros.

Todas las propuestas de este tipo de bancos tienen en común que buscan prometer un proyecto de inversión innovador con tal de quitar cuota de mercado a la banca tradicional. En general, la máxima representación pasa por entregar valor a los clientes y hacerla accesible a todos sus clientes, lo que le permite ser distinto y único frente al resto.

Muchas son las campañas publicitarias y de marketing que intentan hacerse un hueco entre el mercado para lanzar sus productos y con el objetivo de captar la atención de los usuarios. ¿Se trata realmente de la democratización de la inversión? ¿Hasta cuándo sería viable hablar de este punto? ¿Sucede así en todos los bancos?

El caso es que hay mucho camino por recorrer, y muchas trabas que obviamente impiden que se siga hacia adelante. Al fin y al cabo es una reinvención de la banca tradicional y, como veremos a continuación, se duda de la importancia y relevancia de esas promesas de los bancos en el sector en sí.

¿Podemos hablar de democratización de la inversión?

O vamos a preguntarlo de otra forma: ¿es muy innovador lo que se está aportando?

Pues depende. Muchas empresas han empezado a cobrar relevancia en el sector gracias a estos proyectos de inversión. Es el claro ejemplo de eToro, OpenBank o ING. No obstante, depende mucho de cómo se mire. Ya que una promesa de algo que muchos prometen no es del todo fiar si queremos hablar de algo totalmente innovador.

Es decir, que no es algo exclusivo frente al resto, ya que cada vez más es accesible por un gran número de personas. O se hace saber más fácilmente. Estamos hablando de proyectos sociales en los que los bancos tienen cada vez más un factor social que condicionan su papel en la economía.

Por otro lado, no debemos dejar de lado el concepto en sí de la democratización de la inversión, que es ese afán por quitar cuota a la banca tradicional para dársela a la oferta que promueven estas nuevas soluciones. Hasta ahora han sabido convivir de manera pacífica, alternativa o incluso complementaria la una a la otra: no es raro que una persona tenga dos cuentas bancarias en una misma entidad pero con intereses diferentes.

Hay que decir en este aspecto que la banca tradicional acumula mucho peso: la mayoría del ahorro o la inversión de los usuarios pertenece a la misma y es difícil que en productos tan pesados como lo son planes de pensiones u otros productos financieros más tradicionales pasen a democratizarse. Muchas personas tienen más de 60% de su patrimonio en fondos, en inversiones más arriesgada u otros productos. Reestructurar el sistema financiero es complicado si no se democratiza de la forma correcta.