Este pasado fin de semana fue la cumbre del G7 en Biarritz, marcada por la terrible Guerra comercial que preocupaba al mundo. Con Europa pidiendo que se resuelva lo antes posible para evitar un colapso de la economía global, parece que finalmente se han cedido a la plegarias. Esta mañana ha llegado la notificación de que el Gobierno Chino ha decidido volver a la mesa de negociaciones para solventar la tensión; por su parte, Trump fijó su atención en el Primer Ministro británico, aplaudiendo su decisión de avanzar con el Brexit y ofreciéndose como posible socio comercial.

Donald Trump ha asegurado que Pekín se ha puesto en contacto para buscar una nueva negociación. Sorprendentemente, el presidente ha aceptado de buena gana; elogiando además, al presidente chino, Xi Jinping, como un gran líder y ha afirmado que agradece su deseo de un acuerdo y de calma. Enfatizó que empezarán «muy pronto» las reuniones de negociación, y que «ellos quieren lograr un acuerdo» cosa que considera importante.

El G7, según el ejecutivo norteamericano, no le ha sugerido ni hizo referencias a la necesidad de llegar a un acuerdo; aunque sí ha admitido que «tienen dudas» sobre todo lo que hace.

Se esperan las consecuencias de las tasas impuestas (y aún vigentes), concretamente las que anunció el pasado viernes: la subida de aranceles a las importaciones chinas, de cara el 1 de Octubre, por valor de 250.000 millones una subida del 25% al 30%.

De momento, el mundo está a la espera de las decisiones de ambos países, aunque se confía en un acuerdo entre Xi Jinping y Donald Trump en favor del bien común. Ya, Washington, demostró cierta reticencia a seguir con la lucha cuando retrasó la imposición de tasas y redujo la lista de los productos afectados. Sin embargo, y haciendo honor a otro gran dirigente y estratega, en estos momentos «la suerte está echada».