Impacto del Tratado de Lisboa

El Tratado de Lisboa es un tratado emitido por los países que conforman la Unión Europea. Así, la importancia del Tratado de Lisboa radica en la consideración de la UE como personalidad jurídica, de modo que tenga la autonomía suficiente para establecer tanto acuerdos a nivel internacional como acuerdos cuya naturaleza pertenece a la propia comunidad.

El objetivo del tratado de Lisboa es del de actualizar y mejorar ciertos acuerdos y ámbitos que en su día fueron establecidos por el Tratado de Maastricht, así como por el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea. Sería firmado en el año 2007 en la ciudad de Lisboa, en Portugal, aunque no entraría en vigor hasta el año 2009, en concreto el 1 de diciembre.

¿Qué supone el Tratado de Lisboa?

Uno de los objetivos principales del Tratado de Lisboa es mejorar la materia legal que ocupan los asuntos de la UE tal y como hemos comentado. También es objetivo de este Tratado velar por la libertad de los ciudadanos y su seguridad, dejando a un lado las fronteras, para que dentro de lo que es la UE, estas no existan

De hecho, ante la Crisis Económica del año 2008 o Gran Recesión este Tratado de Lisboa establece una seria premisa sobre lo que se refiere a los derechos de las personas, de tal forma que una de las finalidades del Tratado de Lisboa es que la UE pueda desarrollar una buena administración económica, en la cual en la medida de lo posible se pueda dar una situación de armonía y compensación en cuanto a lo que son los poderes públicos, el conjunto de la sociedad como ciudadanos y la participación activa.

¿Qué objetivos persigue el Tratado de Lisboa?

Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa se institucionalizó en mayor medida cada uno de los organismos que componen  la UE en su conjunto. Este Tratado en realidad era toda una declaración de intenciones para actualizarse. Esto es, adaptarse a las nuevas circunstancias de la población. Por ello, destacamos los siguientes objetivos del Tratado de Lisboa en las siguientes líneas:

  • En búsqueda de una democracia transparente, razón por la cual se establecieron nuevas competencias para el Parlamento Europeo. En este sentido este Tratado da más peso a los Parlamentos Nacionales.
  • Reformulación de los valores solidarios que son vinculantes a los países miembros, para abordar la Carta de los Derechos Fundamentales. Entre estos valores nos encontramos con: la libertad, la dignidad humana, la democracia, el Estado de Derecho o la igualdad entre otros factores. Además, se le otorga a dicha Carta valor jurídico.
  • El fomento de la iniciativa del ciudadano a través de las peticiones políticas. Tanto es así que algunos de los ciudadanos de los estados miembros de la UE podrán recurrir a la Comisión Europea para elaborar propuestas que tengan que ver con las competencias de la propia UE.
  • En materia de salud el Tratado de Lisboa persigue la protección de la salud pública, así como la cooperación con otros países y organizaciones internacionales. Igualmente también se compromete en cuestiones relacionadas con la calidad de los productos médico-sanitarios.