El tiempo avanza a pasos agigantados. Tanto que a veces ni nos damos cuenta, sorprendiéndonos al echar la vista atrás para comprobar que lo que un día nos parecía tecnología punta, hoy no es más que un sistema desfasado que pide a gritos una renovación.
Es como mínimo curioso pararse a pensar en que a día de hoy, la mayoría de nosotros accede a su cuenta bancaria en cajeros automáticos pulsando una serie de dígitos en un teclado, mientras intentamos que ningún transeúnte avispado pueda fijarse en nuestra preciada contraseña. Para ello usamos múltiples artimañas: desde ocultar el teclado con una mano mientras tecleamos con la otra hasta pegarnos al máximo al cajero para no dejar huecos por los que puedan fisgonear.
Si, además, vamos cargados con bolsas de la compra o llevamos carpetas que se no sabemos dónde apoyar mientras realizamos estas operaciones, el proceso de identificarnos electrónicamente se convierte en todo un espectáculo para los clientes que hacen cola a nuestra espalda, por no hablar de lo incómodo que nos resulta a nosotros.
Pero, por fortuna, todos estos rituales llegan a su fin con el innovador sistema de Identificación con huella digital de la Cuenta Expansión de Banco Sabadell, que nos permite usar como contraseña para realizar nuestras operaciones aquello que siempre nos acompaña y que nadie nos puede sustraer: la huella dactilar. Estas huellas son surcos de la piel que se encuentran en la palma de manos y pies, concretamente en las yemas de los dedos. Y son únicas e irrepetibles.
Nadie comparte las huellas dactilares de otra persona, ni siquiera los gemelos. Además, no cambian con el tiempo: mientras que otras partes de la piel humana sufren cambios notables con el paso de los años, las huellas dactilares permanecen prácticamente inmutables durante toda la vida de las personas. Por eso son la mejor prueba para identificarse en sistemas automatizados como cajeros o puertas electrónicas.
No es de extrañar que la tecnología de reconocimiento de huellas digitales no haya dejado de perfeccionarse desde que se comprobó su gran utilidad, convirtiéndose en una herramienta cada vez más rápida, fiable y portátil. Y utilizarla en el mundo de las transacciones bancarias era el paso más lógico. Como en las mejores películas y series de ciencia-ficción, utilizando el sensor de huella digital de nuestro smartphone o tablet compatibles ya podemos acceder a nuestra cuenta bancaria con un solo dedo, sin contraseñas que debamos recordar, que podamos olvidar o que nos puedan copiar.