Cuando hablamos del oferente hacemos referencia a la persona (física o jurídica) que brinda o da un producto o servicio a otra. El antónimo de este concepto sería el demandante, que es la persona que requiere el bien o servicio que el oferente está vendiendo.

El objetivo del oferente es obtener ganancias a través de la venta del bien o servicio al demandante. Para ello, ambas partes deben llegar a un acuerdo, en el que normalmente dicho bien se intercambia por dinero. Este dinero es el que constituye el beneficio para el oferente.

La oferta es el eje principal que el oferente comercializa con el demandante. Se trata del bien o servicio del que se espera cubrir una necesidad del demandante y, por otra parte, del oferente, que es obtener dinero por su venta.

Características del oferente

Mencionando algunas de las características que describen el perfil del oferente:

  • La persona que actúa como oferente tiene la finalidad de obtener una rentabilidad con el intercambio de valor que realiza.
  • El proceso por el que el oferente brinda al demandante algo que necesita se le llama intercambio, y dentro de este intercambio se encuentra la oferta, que es el bien o servicio que cubre la necesidad. Para poder gozarla hay que pagar al oferente cierto dinero, que lo asociará a una rentabilidad.
  • Las ofertas (lo que brinda el oferente) tiene el objetivo de cubrir una necesidad o resolver algún problema. De lo contrario, es difícil que al venderlo el oferente tenga éxito y obtenga rentabilidad.
  • El oferente no es necesariamente la persona que produce el bien. Puede tratarse de un intermediario que trata de poner en contacto al fabricante con el consumidor final.
  • El oferente puede optar por diferentes modalidades en el mercado dependiendo de la intensidad en la que está presente: monopolista, si es el único oferente; oligopolista, si tiene competidores pero no son muchos.