Puede ocurrir que a lo largo de la vida de una empresa, ésta encuentre problemas de gestión o de poder solucionar sus problemas. Esto se puede solventar de muchas formas, una de ellas es a través del management buy-in.

El management buy-in (MBI) es la operación mediante la cual un equipo de directivos ajeno a la empresa entra a su órgano de poder para analizar, observar y ver qué puede corregir aquello que hace que la empresa no cumpla sus objetivos. Este equipo suele ser ajeno a la empresa; no tiene relación con ella.

Esto se consigue gracias a que el equipo de directivos controla la empresa en la que entra ya que la adquiere. La adquisición de la empresa se suele hacer mediante la compra de acciones, normalmente a un precio reducido del que se suelen situar.

También es habitual que el proceso de management buy-in sea utilizado para una fusión empresarial con otra. Si el organismo directivo de la empresa es suficientemente grande y se permite la fusión (mediante votación), se procederá a fusionarse ambas empresas, sin necesidad de perder los directivos que estaban al mando en ese momento. Aunque cabe destacar que no hace falta hacerse con el total de las acciones para poderse fusionar, pues también sirve una parte parcial de ella.

Por otro lado, cabe destacar que si no nos hacemos con la propiedad de la empresa, usando para ello un equipo completo de directivos, estamos ante un MBI, lo que hemos descrito hasta ahora. Pero en el caso de que estos directivos quieran hacerse con la propiedad de la que se han hecho cargo, hablaríamos de un MBO (Management Buy-On).

Por último, hablamos de Leveraged Management Buy In (LMBI) cuando se adquiere la propiedad de una empresa a crédito financiada por prestamistas que confían en el equipo que la ha adquirido. Normalmente es el caso de bancos los que invierten en este tipo de propiedades.