El comercio minorista resulta una de las válvulas más determinantes de la economía de un país, y por este motivo, es esencial realizar informes periódicos para controlar su evolución y su influencia en la tasa de crecimiento general. El Índice de Comercio al por Menor (ICM) es un indicador coyuntural que ayuda a conocer cómo varía esta tipología de actividad comercial en una región, ya sea de mes a mes, de año en año, etc.

Este índice del comercio minorista tiene como objetivo conocer la evolución de las ventas y el empleo en el sector minorista de un país (de sus provincias, regiones o localidades) a partir de los datos de las empresas ubicadas en dicho territorio, su número de ventas brutas mensuales y su número de trabajadores, principalmente. A continuación, veremos con más detalle qué mide y qué se estudia en el ICM.

¿Qué datos recoge el Índice de Comercio Minorista?

El índice de Comercio al por Menor (ICM) permite conocer las características fundamentales de las empresas minoristas que ayudan, a su vez, a medir a corto plazo la evolución de la actividad en el sector. Generalmente, se emplea para mostrar las ventas, es decir, los importes facturados por la compañía, sin incluir las devoluciones y descuentos. Dentro de estas ventas podemos distinguir entre:

  • Ventas de alimentos, bebidas y tabaco en establecimientos especializados.
  • Ventas de equipos para las tecnologías de la información y las comunicaciones.
  • Ventas de artículos culturales y recreativos.
  • Ventas en puestos de venta y mercadillos.
  • Ventas de combustibles para la automoción.
  • Ventas del resto de productos: telas, vestidos y calzado, equipamiento personal, equipamiento del hogar, salud, ocio, etc.

Asimismo, el ICM también puede reflejar el personal ocupado de la empresa, es decir, el total de personas que trabajan en la compañía: empleados y empleadas contratados, las personas propietarias que trabajan en la propia empresa, así como familiares de éstos que no reciban retribución, y personas socias trabajadoras.