Se llama fondo solidario al fondo de inversión cuyas comisiones se cederán en parte a entidades u organizaciones con fines sociales, encargándose de dicha cesión la sociedad gestora del fondo.

Está claro que las buenas prácticas de las empresas y de las entidades bancarias tienen una gran repercusión en la sociedad. Tanto es así, que muchas organizaciones están cambiando sus estrategias, centrándose más en el usuario que en el beneficio o interés propio. El concepto de fondo solidario entra en este tipo de estrategias.

Los fines sociales que reciban parte de las comisiones podrán variar dependiendo de la sociedad gestora que lo organice. También influirán mucho los principios o la filosofía general de la empresa en que dichas comisiones sean destinadas a una causa u otra.

Estos principios, como hemos indicado, variarán dependiendo de la empresa. Por ejemplo, algunas organizaciones estarán más a favor de salvaguardar los derechos humanos, otras a la protección medioambiental, otras a la inserción de personas a la sociedad, a la ayuda humanitaria, a restaurar ciertas infraestructuras públicas, etc.

En cuanto a las personas que pueden llevar un fondo solidario es una cuestión que puede variar. La sociedad gestora será la que organice todo lo relacionado con el ahorro y generación de riqueza de la cantidad ahorrada.

Por otro lado, aquellas personas que quieran participar aportando algo de capital lo podrán hacer libremente. También podrán aportar capital personas físicas o personas jurídicas (como empresas). En este último caso, la empresa podrá ser tanto pública como privada.

Normalmente, a la hora de crear un fondo solidario, las personas que van a participar aportarán cierta cantidad de capital. El mecanismo será igual a un fondo de inversión normal, con la salvedad de que los beneficios generados por las comisiones irán destinados a fines sociales. Eso sí, el dinero que se haya aportado inicialmente por cada integrante será devuelto al pago de las comisiones.