Cuando se comenta la estacionalidad en un estudio económico, nos estamos refiriendo a que las variables económicas experimentan alguna que otra fluctuación o cambio regular a lo largo del tiempo. De este modo, dichas variables se convierten en predecibles y permite que se estudien de forma temporal.

La estacionalidad permite conocer diferentes aspectos de la actualidad ya que se han convertido en previsible por los estudios realizados de series temporales. Esto nos indica que, con frecuencia, se forman ciertos patrones de conductas que permite conocer la evolución de determinados aspectos económicos en un determinado periodo del tiempo. Es el caso, por ejemplo, de demanda de bienes o servicios, de la oferta, del consumo, de los precios, etc…

Se llamará «estaciones» a los diferentes periodos que son sucedidos por la variabilidad, por eso el nombre de este fenómeno.

En cuanto a la importancia de medir la estacionalidad: se pueden mejorar los pronósticos de los productores adaptando su plantilla y el requerimiento de materias primas según la estación en la que se encuentren y el momento en el calendario; ya que se conoce el comportamiento que va a tener la demanda.

Por contra, existe la desestacionalidad que es el efecto contrario. Es decir, la distorsión de los resultados a causa de la estacionalidad, obteniendo un efecto adverso o inferior al esperado para la época según la serie temporal en la que se encuentre.

Es por ello que, una empresa u organismo público no puede basar sus predicciones (sobre todo de demanda) exclusivamente en la estacionalidad.