En términos de contabilidad, una domiciliación bancaria es una forma de pago que consiste en comunicar al banco el pago de una cantidad determinada de dinero en intervalos regulares. Así, es posible domiciliar el pago de recibos (luz, agua, gas, teléfono), de bienes adquiridos (un ordenador, un electrodoméstico, etc.) o de un servicio contratado por suscripción (a un gimnasio, a una revista, a un curso, etc.).

Domiciliar uno o varios pagos en el banco resulta una forma de pago muy cómoda, ya que el propio banco se cobrará la cantidad directamente de tu cuenta bancaria, evitando así el olvido peligroso de pagar tus recibos o tus facturas.