Cuando hablamos de desaceleración económica no es un término que suene del todo bien, y la verdad es que no lo es. Se trata del periodo o momento en el que el crecimiento económico deja de funcionar o se ralentiza con respecto a un periodo medido anteriormente.

Esto implica que, para que éste fenómeno se lleve a cabo debe haber existido un periodo de crecimiento económico en el que se hayan obtenido mejores resultados que en el periodo de desaceleración. La desaceleración empieza a notarse cuando en el período o momento actual no se obtienen los mismos resultados que en el periodo de tiempo anterior que se está tomando como referencia.

No obstante, no significa que los datos de desaceleración quieran indicarnos que se están produciendo registros negativos sobre los datos medidos en el periodo. Tan solo que algún motivo está provocando que los resultados obtenidos en el crecimiento económico no van al mismo ritmo que en el periodo anterior.

En pocas palabras podríamos decir que la desaceleración podría predecir una recesión, una crisis o una depresión económica. Sin embargo, como hemos indicado, solo podría «predecir», por lo que los resultados pueden o no estar de acorde a la realidad.

Para poder medir el crecimiento económico de un país se podría utilizar algún indicador económico que represente de manera correcta y de forma relativa un crecimiento en cuanto a bienestar y economía del país (en concreto, su nivel de rentas). Para ello, el PIB es el indicador tomado como referencia para poder ver el crecimiento económico de un país. Es fácil de calcular y los resultados son comparables con los de otros países.