En términos de contabilidad, llamamos depreciación a la reducción o el desgaste del valor de un bien o de una propiedad debido al paso del tiempo, al uso o a la obsolescencia. Las empresas contabilizan estas pérdidas del valor o desgastes como un coste adicional y diferenciamos con ello tres tipos de depreciación:

  • Depreciación física
  • Depreciación funcional
  • Obsolescencia

La depreciación también puede originarse como resultado de un ajuste en la oferta y la demanda de un país, aunque esto depende de las condiciones de los activos financieros. Con ello, si las acciones de una empresa aumentan, es posible que se produzca un aumento de la demanda, mientras que si sucede al contrario, la oferta se incrementará.

Cálculo de la depreciación

En general, para calcular la depreciación se obtiene el tiempo de utilidad del bien o de la propiedad (en años, normalmente) y la cantidad mensual o anual en la que se deprecia. A continuación, se suman ambos resultados de la depreciación acumulada. Esta operación se conoce como lineal y supone el método de cálculo de la depreciación más común.