El corporativismo es un sistema económico-político en el que el poder de decisión recae a manos de las organizaciones y no de las personas. Por ello, estas son las encargadas de negociar y firmar convenios que serán las futuras reglas por las que se rigen la sociedad en cuestión.

Normalmente, el corporativismo suele estar dividido en clases, y está integrado por la comunicación o interacción entre tres sectores:

  • Las asociaciones de empresarios
  • Las asociaciones de sindicatos
  • El gobierno como negociador de ambas partes

El corporativismo trata temas acerca de los salarios, las pugnas laborales, la coordinación en la producción entre trabajadores y empresa, así como los contratos y las previsiones de huelga que se originen. Si existe disconformidad con las condiciones establecidas por parte de estratos inferiores (como suelen ser el de comerciantes o trabajadores), deberán de comunicárselo a estratos superiores de manera interna dentro de la corporación para que puedan poner remedio a ello.

Se puede llegar a pensar que esta metodología no representa verdaderamente lo que los estratos inferiores quieren lograr o reivindicar. De hecho, el término corporativismo no es del todo bien visto, ya que muchos piensan que el término da cabida a buscar el beneficio de un sector concreto (un sector elitista). Para que ello funcione, obviamente, debe existir un organismo vertical, lo que e implica que la corrupción y los fraudes internos en sindicatos aumenten considerablemente.