El acaparamiento se refiere a una práctica monopolística que se puede realizar en el mercado y que consiste en encarecer el precio de un producto congelando la oferta del mismo. De esta manera, los productos podrán ser vendidos a un precio superior al precio que se vendería si no se congelase la oferta.

Obviamente, para que esto funcione bien y no haya problemas es necesario que haya un estudio detallado de la demanda y su comportamiento. Es decir, se tendría que hacer un estudio de previsión de demanda y saber cuánta se tendría tanto a un precio como a otro.

En caso de que las previsiones fallen, lo único que le quedaría a la empresa o el agente que propuso esta idea es incurrir en demandas que abordaría su producto como si no hubiese estado acaparado.

Por otro lado, se debe tener cuidado con estas prácticas ya que se puede entender como puramente monopolística en muchos casos debido a los grandes volúmenes de venta que se producen. Esto supone un peligro ya que en algunos países (España, por ejemplo), en un primer momento es ilegal practicar el monopolio.

Para que de un producto se obtengan beneficios es necesario que la cantidad demandada disminuya menos que proporcionalmente ante los aumentos de precio. Si esto no sucede, no se llegaría a conseguir beneficios, y por lo tanto el acaparamiento no sirve para nada. Además, se requiere que la oferta no aumente de forma vertiginosa con el paso del tiempo cuando se aumentan los precios, ni que se tengan sustitutos próximos.

Para poder practicar el acaparamiento es necesario que no se realice en mercados abiertos o grandes (sino más bien pequeños) ya que sino, de lo contrario, la cantidad de oferentes y la cantidad de comunicaciones impedirían que se pudiera proceder a dicha práctica.