Cuando uno pierde su empleo, debe pensar en realizar una serie de acciones para revertir la situación lo antes posible. Pero durante ese momento es muy importante poner especial atención en las finanzas del hogar, ya que la mayoría de personas vive solo de su sueldo y, en esa situación, un despido afecta directamente la economía doméstica.
El primer paso es determinar cómo uno está gastando su dinero. Solo así será posible pensar en reducir ciertos gastos o evitar aquellos que puedan ser innecesarios. Asimismo, sería importante informar a cada uno de los miembros de la familia sobre la situación real de la economía, para que todos puedan contribuir con ella.
Por otro lado, será trascendental que uno negocie los mejores pagos y beneficios con su empleador ante un despido. Esto le servirá para obtener cierta tranquilidad momentánea. También será importante aprovechar al máximo los programas de ayuda para el desempleo.
Finalmente, todos deberían tener presente que luego de un despido no es fácil encontrar el trabajo soñado. Por ello, se recomienda tomar lo antes posible un trabajo a tiempo parcial que pueda aportar ciertos ingresos para la economía doméstica.
Cuando un trabajador es despedido tiene derecho a recibir una indemnización por el trabajo realizado, si el despido es de tipo objetivo cobrará 20 días de salario por cada año de trabajo, si el despido es improcedente cobrará 33 días de salario por año trabajado. En ambos casos la cantidad total de la indemnización por despido tributará en el IRPF siempre que supere los 180.000€. Desde 2014 se establece que la indemización por despido tributa en la renta, pero se establece el mínimo de 180.000€. Debido a que es una cantidad muy elevada muy pocos empleados tienen la obligatoriedad de pagar impuestos por la indemnización, solo el 1% de los empleados de España tributan como rendimiento del trabajo.