Activos de Renta Fija son aquellos para los cuales se encuentra establecido en forma anticipada el flujo de fondos futuros (que incluye los intereses) que nos van a pagar por un período de tiempo determinado, es decir la vida del instrumento financiero. El ejemplo más habitual son los depósitos a plazo fijo en los cuales se conoce la tasa de interés incluida en el propio certificado del plazo fijo, que nos entrega el banco.

Otro caso son los bonos que tienen un esquema de vencimientos de interés y capital perfectamente definido a lo largo de su vida o vigencia.

Este instrumento es una alternativa que encuentran las empresas y gobiernos en el mercado de capitales para obtener fondos de parte de los inversores. En el caso de las empresas los bonos o deuda corporativa, suelen ser denominados Obligaciones Negociables, en tanto los Títulos Públicos son las emisiones de deuda de los gobiernos estatales.

Los contratos de emisión de los bonos establecen un esquema de pago de capital (amortización) y de intereses, así como la tasa de interés que se empleará.

Existen diferentes tipos de bonos de acuerdo con su esquema de amortización, entre los cuales podemos distinguir los que tienen pagos periódicos de capital e intereses y los Zero Coupon, es decir que el pago del capital se produce en un único pago al final del tiempo previsto.

Por otro lado, en lo relativo al tipo de tasa de interés encontramos los bonos cuyos intereses son liquidados a una tasa fija, es decir que no se altera durante la vida del título y a tasa de interés a tasa flotante o variable en los cuales los intereses de cada período son liquidados en función de una determinada “tasa de referencia”, ejemplo libor (tasa de interés interbancaria de la plaza londinense).