El agua es un bien finito, pero muchas veces no nos damos cuenta. Sólo cuando llega la factura del agua y su importe es elevado, recordamos lo importante que puede llegar a ser cambiar algunos de nuestros hábitos para ahorrar agua y reducir el importe a pagar. Al igual que ocurre con el resto de las facturas domésticas, la mayoría de las ocasiones sólo nos fiamos en la cantidad que debemos pagar y pasamos por alto el resto de información que en ella aparece.

El suministro de agua depende de cada municipio y además es el encargado de marcar sus propias tarifas. Algunos municipios cobran un mínimo, mientras que otros establecen una cuota fija sólo por acceder al suministro. El precio que fijan los ayuntamientos para el agua comprende todo el ciclo, es decir, desde que se recoge, almacena, potabiliza, suministra, el alcantarillado y se depura el agua. El consumidor paga una parte de todos estos servicios en la factura y su importe depende del ayuntamiento.

La periodicidad de la factura del agua depende principalmente de la empresa suministradora. En algunas ciudades en bimensual, mientras que en otras la factura del agua llega cada tres meses, que es el máximo de tiempo permitido por la ley.

A continuación encontrarás la siguiente información relacionada con la factura del agua: