La cuenta de ahorro es un depósito bancario que funciona de manera muy similar a las cuentas corrientes. Aunque en algunas cuentas de ahorro la disponibilidad del dinero puede ser algo menor que en las cuentas corrientes a cambio de una mayor rentabilidad por el dinero depositado en ellas.

Las condiciones de remuneración suelen variar dependiendo del producto contratado. Hay cuentas que abonan los intereses de manera mensual, trimestral o anualmente, en otras puede ser lineal, por tramos en función del saldo. La remuneración recibida por parte del cliente también puede ser en especie, es decir, con regalos por parte la banca.

Las cuentas de ahorro también pueden estar sujetas al pago de comisiones, pero debido a la popularización de la banca online las entidades bancarias están siguiendo la tendencia de suprimirlos.

Los servicios que ofrecen también varían dependiendo de la entidad, pueden ir desde los más básicos, como los ingresos y transferencias, hasta otros como las tarjetas de débito o crédito asociadas a la cuenta.

A la hora de contratar una cuenta de ahorro, el cliente debe tener en cuenta que la rentabilidad más alta que ofrecen estos productos bancarios sólo se suele mantener durante los primeros meses y luego baja considerablemente, en torno a los dos puntos porcentuales. Otro de los aspectos que se debe evaluar a la hora de contratar este producto es la solvencia de la entidad donde se depositen los ahorros.