Cuando contraemos matrimonio no sólo unimos dos vidas, ni es únicamente la consolidación de una relación o de la parte emocional de dos personas, sino que el vínculo también influye en la parte económica. Por eso es importante conocer los regímenes económicos disponibles a la hora de casarse. En concreto existen dos tipos destacados, el Régimen de sociedad de gananciales y el Régimen de separación de bienes.

El Régimen de sociedad de gananciales establece que todos los bienes, el dinero, el mobiliario… que se haya adquirido durante el matrimonio son de ambos cónyuges, excepto en algunos casos. En cambio, el Régimen de separación de bienes implica individualidad de las propiedades, estableciendo que aquello que es propiedad de cada uno antes y después del matrimonio, seguirá siendo de dada uno de los cónyuges incluso aunque se haya adquirido tras el enlace. Esto permite a cada miembro del matrimonio conservar su propiedad.

¿Cómo se reparten los bienes en caso de divorcio?

Pese a que la teoría es que los matrimonio son para toda la vida, la realidad es que por diversas circunstancias y motivos diferentes, muchos matrimonios no funcionan y los esposos, o uno de ellos, deciden romper dicha unión mediante el divorcio. Esto sucede independientemente de la edad que tengan los cónyuges y el tiempo que lleven casados.

El mayor o el menor número de años no influye en la repartición de bienes, aunque es posible que a mayor cantidad de tiempo, más bienes con posibilidad de propiedad compartida, excepto si el matrimonio tiene un régimen de separación de bienes. En estos casos, el proceso de divorcio y la repartición de los bienes resultan más sencillos, ya que existe una separación y una asignación establecida previamente en la que queda claro cuáles con los bienes de cada esposo.

El problema suele venir cuando el matrimonio es en régimen de bienes gananciales pues los bienes, ya sean inmuebles, dinero o mobiliario, son propiedad de los dos cónyuges en un 50%. Esto puede ocasionar dificultades a la hora de decidir qué bien se queda cada parte tras la separación. Los problemas más habituales suelen aparecer con aquellos bienes que no se pueden dividir por la mitad, en cuyo caso, aquel cónyuge que se quede con mayor proporción debe compensar monetariamente al otro. Por eso, lo más recomendable es consultar a los abogados especialistas en divorcios para garantizar un reparto equitativo. El objetivo de los expertos en derecho matrimonial es asegurarse de que no perdamos ningún derecho y cuidar nuestra economía personal.